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Reflexiones de Sobremesa: Física y Filosofía, ¿hermanas peleadas por la herencia?

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Publicado por Ezequiel L

En el momento y nacionalmente conocido como sobremesa, y con un café barato por delante, alguien te pregunta por la diferencia entre Física y Filosofía y por qué nos parece desde nuestra altura histórica que son dos hermanas cogidas de la mano, a veces herramienta de los hipsters para su peculiar alimento. La verdad es que la respuesta no es fácil, e intentando borrar de la faz de la Tierra pensamientos de tipo ‘una da dinero y otra no’  que son una mala enfermedad, esto es lo que uno puede contestar con la barriga llena, os animo a que probéis la sensación.

Parece haber cierta aceptación de que Física y Filosofía durante bastante tiempo fueron lo mismo, a mi entender la separación más distinguible que tuvo lugar entre ambas se debe a la introducción del método científico propiamente dicho en el estudio de la naturaleza, hecho formalismo a través de Descartes.

¿Pero existe dicha parcelación entre ambas hoy en día?¿Ha existido alguna vez?
Partiendo de que la base de todo conocimiento es experiencia sensorial – así lo entendemos aquí, aunque aceptando que la mente tenga originalmente una estructura definida, unos ‘huecos’ que ‘rellenar’- ligado en primer lugar a interpretación fisiológica de lo percibido por los sentidos, y más tarde interpretación ‘consciente’, llegamos a la conclusión de que el ser humano no es neutral a la hora de ser objetivo. Por así decirlo, la objetividad realmente existe en mayor o menos grado dependiendo del ente a estudiar en cuestión. Aplicando, estudiando o desarrollando física, encontramos filosofía a izquierda y derecha, arriba y abajo.

En este sentido, la relación entre ambas es indisoluble, de la misma forma que no se puede desligar el ser humano de su subjetividad, o su ‘objetividad’.

A mi parecer, cuando hablamos de Física estamos dividiendo el mundo observable operacionalmente, entendiendo por operación el hecho de medir-interactuar, en parcelas ontológicas de las cuales obtenemos un conocimiento objetivo, hasta donde podemos distinguir. Al hablar de Filosofía pienso que estamos manipulando puramente conocimiento, por lo que se convertiría en una epistemología de la ontología. Por lo que estaríamos en dos niveles por encima de la realidad ‘objetiva’ y un nivel sobre nuestra realidad, que incluye nuestra propia arquitectura mental. El operacionalismo aquí tiene como objeto ‘cuantos’ epistemológicos, donde la operación también implica cierta alteración de dicho cuanto.

La filosofía del experimentador o del teórico influye en todo aquello que hace, desde el diseño de un experimento o el enfoque de cierta teoría hasta la final interpretación. Por ello,  no me parece totalmente lapidario que sin interpretación ya no tenemos Física, ya que nunca podremos saber si dos personas entienden igual la misma interpretación, al igual que dos mentes no funcionan igual.¿Habría que definir entonces una Física, un lenguaje para cada ser humano?

Para mí, una prueba de la sutil separación de Filosofía y Física es la contradicción del llamado postulado de deducibilidad: aunque la física no constituye una parcela de la filosofía, sus consecuencias pueden llegar a serlo.

Esto ocurre cada vez que llegamos a un nuevo paradigma en el progreso, en el horizonte de la nueva Física se encuentra la Filosofía sin remedio. Sobre un conocimiento del ‘ente’ que poseemos en este momento, se desarrolla todo un abanico de epistemología que no es otra cosa que Filosofía, hacemos malabares con dicho conocimiento, cada paso de la ciencia cierra diez puertas en horizontal y abre otras diez en en la siguiente planta.

Debería considerarse ciencia, todo aquella teoría que pueda permitirnos, haciendo uso de la matemática y la lógica, abstraer ‘ente’ en ‘episteme’, una vez en este espacio de abstracción, podemos tratarlo operacionalmente. Ya que considero que éste es el objeto del operador, no tiene razón de ser una tuerca en un mundo sin tornillos.

Finalmente, y rememorando nuevamente a Descartes, la base de todo conocimiento es la duda, así que puede que algo tan formalizado como el método científico se haya convertido en algo que no es ciencia, concluyendo que la frontera Física-Filosofía es algo indistinguible, a veces intermitente y puede que ligado a cada universo personal.

3 pensamientos en “Reflexiones de Sobremesa: Física y Filosofía, ¿hermanas peleadas por la herencia?

  1. En cierto sentido podríamos decir que la Matemática Teórica tiene como objeto «conocimiento puro» y la relación consigo mismo (prácticamente una epistemología del ente). Y aunque en determinados casos las conclusiones puedan llegar a confundirse con la filosofía (determinadas teorías del infinito, cuál es el número más grande, etc.), creo que sus objetivos están bien delimitados.

    En pocas palabras: la ciencia es falsable; la filosofía, no.

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    • Podríamos decir, simplificando bastante, que la ciencia está montada sobre la estructura matemática que le da consistencia analítica (desarrollo al margen de la experiencia), matemática que a su vez se basa en unas pautas lógicas que usadas correctamente nos llevan a conclusiones matemáticamente consistentes. Lo chungo viene cuando en la ciencia vamos metiendo feedbacks desde «el mundo exterior», por experimentos o lo que sea, guiados por nuestra interpretación de la matemática y del mundo (el que percibimos). Es en estos puntos donde más riesgo se corre de falsear la ciencia en mi opinión. La filosofía por otra parte, concurre en otros estadios donde la contradicción tampoco tiene mucho sentido, en mi opinión, la filosofía es ampliable y maleable.

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  2. Me ha gustado la definición de la ciencia como toda teoría que nos permita, usando la lógica y las matemáticas, abstraer un «ente» en «episteme». Si a eso añadimos la «falsabilidad» popperiana, tenemos unos criterios claros para dejar fuera de la ciencia disciplinas que, con todo lo respetables que son intelectualmente, pretenden asentarse en un territorio que no es el suyo. Por ejemplo, el Derecho. Desde el siglo XIX hay quien se empeña en llamarlo «ciencia jurídica». Sin ir más lejos, no hace mucho en una conferencia un profesor de Filosofía del Derecho. En el turno de preguntas, le pedí que argumentase por qué el Derecho es una «ciencia». Lástima no haber leído este artículo antes…

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